viernes, 18 de junio de 2010

El libro de la vida.

Solo, sin que nadie asi lo dispusiera, comenzó a cerrarce.
El libro, que tantas hojas supo tener, dijo "basta". No era para menos, hacía mas de veinte años que su escritor lo torturaba.
Día a día lo abría a la mitad, de par en par, y lo violaba. Casi siempre, le hacía cosquillas con una lapicera, otras con un lápiz afilado, a veces lo lastimaba con una goma, y otras, lo intoxicaba con un borratinta.
La tortura no tenía fin, y nunca dejó de dolerle menos. Para colmo la historia era aburridísima...
"-¿A quien se le ocurre hacer una secuela de "El proceso" de Kafka?" Decía con indignación el libro mientras cometía el ilícito. Pero claro, el pobre siempre soñó con ser un cuaderno de primaria y forjar el futuro de un niño, o a lo sumo, un diario íntimo de una bella dama que lo decorara con las mas sutiles y eróticas fantasías. Pero no, le tocó ser borrador de una secuela malísima de un libro que él detestaba. Nunca le gustaron los escritores austríacos. Para colmo el autor se tomaba su tiempo, escribiendo el borrador en cómodas cuotas. Mas de una vez se frustró y le arrancó una hoja, ¡y como lloraba luego nuestro amigo de papel!
Por eso decidió matarlo, para que en sus páginas ahora rojas exista una historia de venganza, de odio y de un crimen pasional violento.

3 comentarios:

  1. Oh! dadme la felicidad de un destino mediocre, cargado de inconsciencia... no me des las frustraciones del que cree poder hacer algo diferente. Dadme repeticiones, dadme fechas vacías, dadme dibujos obsenos... dadme lágrimas derramadas por escotes pronunciados, dadme cualquier otra cosa menos este rasgar obsesivo!

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  2. ¿Mediocre original o excelente repetición?
    Eterno dilema!

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  3. No logro recordar bien... Borges era el que escribió "Pierre Menard, autor del quijote"? En ese cuento, narra la historia de alguien que no quería hacer una secuela... sino lograr crear el Quijote. No memorizar, sino, volverlo a escribir!

    Y sí, el dilema... es eterno. Supongo que a veces la necesidad de expresar algo diferente obliga a romper algún esquema, a innovar. No es mi ámbito, así que mucho más que eso no puedo aventurarme.

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