sábado, 25 de septiembre de 2010

Te necesito...

No encuentro la forma de expresarlo. Se que está ahí, se que otros los han encontrado antes que yo, pero no hay caso, miro y escucho hasta donde puedo, pero no es suficiente. Tengo lo que necesito, pero no me alcanza. Cada nota está cerca, cada ritmo está casi al lado, pero no expresan lo que tengo que expresar. Y una oscuridad sigue creciendo dentro mio, no se como detenerla, porque sin encontrar la melodía que la deje libre, me consume cada día mas. Beethoven la encontró mil veces, y sólo con su música siento alivio, siento libertad a travéz de la libertad que él si supo encontrar, pero esto es mas frustrante que otra cosa.
Seguiré buscando hasta que no aguante mas.

viernes, 23 de julio de 2010

Funciones lineales de la vida.

Ser una arista de este paralelepípedo tan inusual que llamamos existencia, es realmente aritmético.

A veces me siento como la patita de la raíz que está inclinada a la izquierda, en esta vida tan cuadrática, tan factoreable.

Pero claro, no todos somos raíces. Algunos son signos de multiplicación, llenos de ambiciones y a veces envidiosos. Envidiosos de los números al cuadrado, o al cubo, que con el mismo esfuerzo, logran mucho mas.

¡Hay, pobre de las restas... siempre tirando para atrás! Pero claro, eso depende de donde estamos parados. Para algunos, las restas son lo peor de la sociedad, son los que no solo no tienen, sino que quitan. Pero es fácil decirlo cuando sos un positivo. Del otro lado del cero la cosa cambia. Estos engendros ¡hasta pareciera que suman!

Están también los que se cambian de lado, y pasan de ser positivos a negativos con solo cruzar al otro lado del igual. Muchos son carismáticos y se pasan para el lado que mas sume, a sus bolsillos; o mas reste, al de la gente. Son los números que mandan, y se enquistan vitaliciamente en el poder.

También están los Robin Hoods de la aritmética: los divisores. Ellos reparten todo en partes iguales y no tienen miedo en repartir migajas de ser necesario. Varias veces se reparten partes iguales, otras... no.

Conozco uno que como resultado de una división, quedó transtornado, y ahora solo piensa en tener mas y mas. Es un número decimal periódico, y pareciera que nunca va a ser feliz con lo que tiene, y con tal de tener otro decimal mas (sin saber lo poco que realmente significa) es capaz de cualquier cosa.

Por eso soy la patita de la raíz, porque si bien nunca la voy a entender, prefiero estar al margen de tanto número, ser un poco irracional, y aceptarme como soy.

miércoles, 30 de junio de 2010

El ruiseñor y la rosa.

- Dijo que bailaría conmigo si le llevaba rosas rojas -exclamó el joven estudiante-; pero no hay ni una sola rosa roja en todo mi jardín.

Desde su nido en la encina le oyó el ruiseñor, y miró a través de las hojas y se quedó extrañado.

- Ni una sola rosa roja en todo mi jardín -exclamó el estudiante; y sus hermosos ojos se llenaron de lágrimas.

- ¡Ah, de qué cosas tan pequeñas depende la felicidad! He leído todo lo que han escrito los sabios, y son míos todos los secretos de la filosofía; sin embargo, por no tener una rosa roja, mi vida se ha vuelto desdichada.

- He aquí por fin un verdadero enamorado -dijo el ruiseñor.

- Noche tras noche le he cantado, aunque no le conocía; noche tras noche he contado su historia a las estrellas, y ahora le estoy viendo. Tiene el cabello oscuro como la flor del jacinto y los labios tan rojos como la rosa de sus deseos; pero la pasión ha hecho que su rostro parezca de pálido marfil, y el dolor le ha puesto su sello sobre la frente.

- El príncipe da un baile mañana por la noche -musitó el estudiante-, y mi amada estará entre los invitados. Si le llevo una rosa roja, bailará conmigo hasta el alba Si le llevo una rosa roja, la tendré entre mis brazos, y reclinará la cabeza en mi hombro, y su mano estará prisionera en la mía. Pero no hay ni una sola rosa roja en mi jardín, así es, que estaré sentado solo, y ella pasará desdeñándome. No me prestará atención alguna y se me romperá el corazón.

- He aquí ciertamente el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor.

- Lo que yo canto, él lo sufre; lo que es para mí alegría es dolor para él. En verdad el amor es maravilloso; es más precioso que las esmeraldas y más costoso que los finos ópalos. No se puede comprar con perlas ni con granates, ni está a la venta en el mercado, no lo pueden comprar los mercaderes, ni se puede pesar en la balanza a peso de oro.

- Los músicos estarán sentados en su estrado -dijo el joven estudiante-, y tocarán sus instrumentos de cuerda y mi amada danzará al son del arpa y del violín. Danzará tan ligera que sus pies no rozarán el suelo, y los caballeros de la corte, con sus trajes alegres, estarán todos rodeándola. Pero conmigo no bailara, pues no tengo una rosa roja para darle.

Y se arrojó sobre la hierba, y ocultó el rostro entre las manos y lloró.

- ¿Por qué llora? -preguntó una lagartija verde, cuando pasaba corriendo junto a él con el rabo en el aire.

- Eso, ¿por qué? -dijo una mariposa que revoloteaba persiguiendo a un rayo de sol.

- Sí, ¿por qué? -susurró una margarita a su vecina, con una voz suave y baja.

- Está llorando por una rosa roja -dijo el ruiseñor

- ¡Por una rosa roja! –exclamaron-; ¡Qué ridículo!

Y la lagartija que era algo cínica, se rió abiertamente.

Pero el ruiseñor comprendía el secreto de la pena del estudiante, y permaneció posado silencioso en la encina, y pensó en el misterio del amor.

De pronto desplegó sus alas pardas para emprender el vuelo y hendió los aires. Pasó por la arboleda como una sombra, y como una sombra voló a través de jardín. En el medio del césped crecía un hermoso rosal, y al verlo voló hacia él y se posó sobre una rama.

- Dame una rosa roja –exclamó-, y te cantaré mi más dulce canción.

Pero el rosal negó con la cabeza.

- Mis rosas son blancas –respondió-, tan blancas como la espuma del mar, y más blancas que la nieve de la montaña. Pero ve a ver a mi hermano, el que trepa alrededor del viejo reloj de sol y te dará tal vez lo que deseas. Así es que el ruiseñor se fue volando hasta el rosal que crecía en torno al viejo reloj de sol.

- Dame una rosa roja –exclamó-, y te cantaré mi más dulce canción.

Pero el rosal negó con la cabeza.

- Mis rosas son amarillas -respondió-, tan amarillas como el cabello de la sirena que se sienta en un trono de ámbar y más amarillas que el narciso que florece en el prado antes de que llegue el segador con su guadaña. Pero ve a ver a mi hermano, el que crece al pie de la ventana del estudiante, y te dará tal vez lo que deseas. Así es que el ruiseñor se fue volando hasta el rosal que crecía al pie de la ventana del estudiante.

- Dame una rosa roja –exclamó-, y te cantaré mi más dulce canción.

Pero el arbusto negó con la cabeza.

- Mis rosas son rojas –respondió-, tan rojas como los pies de la tórtola, y más rojas que los grandes abanicos de coral que se mecen y mecen en la sima del océano; pero el invierno me ha congelado las venas, y la escarcha me ha helado los capullos, y la tormenta me ha roto las ramas, y no tendré rosas este año.

- Una rosa roja es todo lo que necesito -exclamó el ruiseñor-, ¡sólo una rosa roja! ¿No hay ningún medio por el que pueda conseguirla?

- Hay un medio -respondió el rosal-, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.

- Dímelo -dijo el ruiseñor-, no tengo miedo.

- Si quieres una rosa roja -dijo el rosal-, tienes que hacerla con música, a la luz de la luna, y teñirla con la sangre de tu propio corazón. Debes cantar para mí con el pecho apoyado en una de mis espinas. A lo largo de toda la noche has de cantar para mí, y la espina tiene que atravesarte el corazón, y la sangre que te da la vida debe fluir por mis venas y ser mía.

- La muerte es un alto precio para pagar una rosa roja -exclamó el ruiseñor-, y la vida nos es muy querida a todos. Es grato posarse en el bosque verde, y contemplar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perla. Dulce es la fragancia del espino, y dulces son las campanillas azules que se esconden en el valle y el brazo que el viento hace ondear en la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida, ¿y qué es el corazón de un pájaro comparado con el corazón de un hombre?

Así es que desplegó las alas pardas para emprender el vuelo y hendió los aires. Pasó veloz sobre el jardín como una sombra, y como una sombra atravesó volando la arboleda.

El joven estudiante todavía estaba echado en la hierba, donde le había dejado, y las lágrimas aún no se habían secado en sus hermosos ojos.

- ¡Sé feliz! -exclamó el ruiseñor-, ¡sé feliz! ; tendrás tu rosa roja. Te la haré de música a la luz de la luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Todo lo que te pido a cambio es que seas un verdadero enamorado, pues el amor es más sabio que la filosofía, por sabia que ésta sea, y más fuerte que el poder, por potente que sea éste. Del color de la llama son sus alas, y de color de llama tiene el cuerpo. Sus labios son dulces como la miel y su aliento es como el incienso.

El estudiante alzó los ojos de la hierba y escuchó, mas no pudo entender lo que le estaba diciendo el ruiseñor, pues sólo sabía las cosas que están escritas en los libros.

Pero la encina comprendió y se puso triste, porque quería mucho al pequeño ruiseñor que había hecho su nido entre sus ramas.

- Cántame una última canción -musitó-: me sentiré muy sola cuando te hayas ido.

Así es que el ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que sale a borbotones de una jarra de plata.

Cuando hubo terminado su canción, el estudiante se levantó, y sacó un cuaderno y un lápiz de su bolsillo.

- Él tiene estilo -dijo para sí, mientras caminaba a través de la arboleda-, eso no se le puede negar, pero ¿tiene sentimientos? Me temo que no. De hecho, es como la mayoría de los artistas, es todo estilo, sin ninguna sinceridad. No se sacrificaría por los demás. Piensa tan sólo en la música, y todo el mundo sabe que las artes son egoístas. Sin embargo es preciso admitir que hay notas hermosas en su voz. ¡Qué lástima que no signifiquen nada, ni tengan ninguna utilidad práctica!

Y entró en su habitación y se echó sobre el pequeño jergón, y se puso a pensar en su amor, y al cabo de un tiempo se quedó dormido.

Y cuando la luna brilló en el cielo, fue volando al rosal el ruiseñor y puso su pecho contra la espina. Cantó toda la noche con el pecho contra la espina, y la luna de frío cristal, se asomó para escucharla. A lo largo de toda la noche estuvo cantando, y la espina penetraba más y más profundamente en su pecho, y la sangre, que era su vida, fluía fuera de él.

Cantó primero el nacimiento del amor en el corazón de un adolescente y de una muchacha. Y en la rama más alta del rosal floreció una rosa admirable, pétalo a pétalo, a medida que una canción seguía a otra canción. Pálida era al principio, como la bruma suspendida sobre el río; pálida como los pies de la mañana, y de plata, como las alas de la aurora. Como la sombra de una rosa en un espejo de plata, como la sombra de una rosa en el estanque, así era la rosa que florecía en la rama más alta del rosal.

Pero el rosal gritó al ruiseñor que se apretara más contra la espina.

- ¡Apriétate más, pequeño ruiseñor! -gritaba el rosal-, ¡o llegará el día antes de que esté terminada la rosa.!

Así es que el ruiseñor se apretó más contra la espina, y su canto se hizo cada vez más sonoro, pues cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un hombre y de una doncella.

Y un delicado arrebol rosado vino a los pétalos de la rosa, como el rubor del rostro del novio cuando besa los labios de la novia. Pero la espina no había llegado aún al corazón del pájaro, así que el corazón de la rosa seguía siendo blanco, pues sólo la sangre del corazón de un ruiseñor puede teñir de carmesí el corazón de una rosa. Y el rosal gritó al ruiseñor que se apretara más contra la espina.

- ¡Apriétate más, pequeño ruiseñor! -gritaba el rosal-, ¡o llegará el día antes de que este terminada la rosa.

Así es que el ruiseñor se apretó más contra la espina, y la espina tocó su corazón, y sintió que le atravesaba una intensa punzada de dolor. Amargo, amargo era el dolor, y más y más salvaje se elevó su canto, pues cantaba al amor que se hace perfecto por la muerte, al amor que no muere en la tumba.

Y la rosa admirable se volvió carmesí, como la rosa del cielo en el oriente. Carmesí era el ceñidor de pétalos, y carmesí como un rubí era su corazón.

Pero la voz del ruiseñor se volvió más débil, y sus pequeñas alas empezaron a batir, y un velo le cubrió los ojos. Más y más débil se tornó su canto, y sintió que algo le ahogaba en la garganta.

Moduló entonces un último arpegio musical. La luna blanca lo oyó y se olvidó del alba, y se quedó rezagada en el cielo. La rosa roja lo oyó, y tembló toda de arrobamiento, y abrió sus pétalos al aire frío de la mañana. El eco se lo llevó a su caverna púrpura de las colinas, y despertó de sus sueños a los pastores dormidos. Flotó a través de los juncos del río, y ellos llevaron su mensaje al mar.

- ¡Mira, mira! -gritó el rosal- ¡La rosa ya está terminada!

Pero el ruiseñor no respondió, pues yacía muerto en la hierba alta, con la espina en el corazón. Y al mediodía el estudiante abrió la ventana y se asomó.

- ¡Mira!, ¡Qué suerte tan maravillosa! –exclamó- ¡he aquí una rosa roja! No había visto en mi vida una rosa semejante. Es tan bella que estoy seguro que tiene un largo nombre latino.

Y se inclinó y la arrancó. Se puso luego el sombrero y se fue corriendo a casa del profesor con la rosa en la mano.

La hija del profesor estaba sentada en el umbral, devanando seda azul alrededor de un carrete, con su perrito echado a sus pies.

- Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja. -exclamó el estudiante-. He aquí la rosa más roja del mundo entero. La llevarás prendida esta noche cerca de tu corazón, y cuando bailemos juntos ella te dirá cuánto te quiero.

Pero la muchacha frunció el ceño.

- Temo que no me vaya bien con el vestido -respondió- y, además, el sobrino del chambelán me ha enviado joyas auténticas, y todo el mundo sabe que las joyas cuestan mucho más que las flores.

- ¡Bien, a fe mía que eres una ingrata! -dijo el estudiante muy enfadado.

Y arrojó la rosa a la calle, donde cayó en el arroyo, y la rueda de un carro pasó por encima de ella.

- ¿Ingrata? -dijo la muchacha-. Y yo te digo que tú eres un grosero, y, después de todo, ¿quién eres tú? Sólo un estudiante. !Cómo!, No creo que tengas ni siquiera hebillas de plata para los zapatos, como tiene el sobrino del chambelán.

Y se levantó de la silla y entró en la casa.

- ¡Qué cosa tan necia es el amor! - -se dijo el estudiante mientras se marchaba-. No es ni la mitad de útil que la lógica, pues no prueba nada, y siempre nos dice cosas que no van a suceder, y nos hace creer cosas que no son ciertas. De hecho, es muy poco práctico, y como en estos tiempos ser práctico lo es todo, me volveré a la filosofía y estudiaré metafísica.

Así es que volvió a su habitación, sacó un gran libro polvoriento, y se puso a leer.


Oscar Wilde.

viernes, 18 de junio de 2010

El libro de la vida.

Solo, sin que nadie asi lo dispusiera, comenzó a cerrarce.
El libro, que tantas hojas supo tener, dijo "basta". No era para menos, hacía mas de veinte años que su escritor lo torturaba.
Día a día lo abría a la mitad, de par en par, y lo violaba. Casi siempre, le hacía cosquillas con una lapicera, otras con un lápiz afilado, a veces lo lastimaba con una goma, y otras, lo intoxicaba con un borratinta.
La tortura no tenía fin, y nunca dejó de dolerle menos. Para colmo la historia era aburridísima...
"-¿A quien se le ocurre hacer una secuela de "El proceso" de Kafka?" Decía con indignación el libro mientras cometía el ilícito. Pero claro, el pobre siempre soñó con ser un cuaderno de primaria y forjar el futuro de un niño, o a lo sumo, un diario íntimo de una bella dama que lo decorara con las mas sutiles y eróticas fantasías. Pero no, le tocó ser borrador de una secuela malísima de un libro que él detestaba. Nunca le gustaron los escritores austríacos. Para colmo el autor se tomaba su tiempo, escribiendo el borrador en cómodas cuotas. Mas de una vez se frustró y le arrancó una hoja, ¡y como lloraba luego nuestro amigo de papel!
Por eso decidió matarlo, para que en sus páginas ahora rojas exista una historia de venganza, de odio y de un crimen pasional violento.

jueves, 17 de junio de 2010

El canto de las aves

Dos aves sobrevuelan mi edificio. No estoy seguro que son, no se mucho de pájaros, aunque lo cierto es que no es la primera vez que los veo por acá. Y no es que me haga el "oh que vista que tengo", pero los puedo reconocer a simple vista. Y no es para menos, estos dos pájaros... hablan.
Casi siempre discuten sobre banalidades varias, como otras aves, que bueno que está cagar sobre un pelado o un 0km, etc. Pero a veces hablan de política o economía "-antes la gente iba a las plazas y tiraba comidita, ahora las palomas tienen que salir de caño porque sino se mueren de hambre".
Como casi siempre, me subí a un árbol cercano, uno de esos ciruelos que tienen mas bichos que años... y eso que lo plantó mi bisabuelo cuando vino de Turquía en un barco camaronero, viviendo a base de aceite de oliva y, naturalmente, camarones.
Desde ahí pude escuchar algo:
"-...Y terminó el bautismo y me fui. No son para mi esas cosas." Dijo una de las aves.
"-Me hiciste acordar a la vez que fui a renovar el documento de mi hijo." Respondió la mayor de las dos.
"-¿Claudito?"
"-No, el mas chico. Pasa que cuando nos fuimos de vacaciones a Mar del Plata el año pasado perdimos una valija con muchos papeles." Dijo pesadamente, como si la molestia sufrida hace tanto le volviera a pesar repentinamente en sus hombros.
"-La semana pasada fuimos a renovarlo a San Martín -prosiguió- y me llamó la atención la diversidad de personas que encontré. Había dos morochos de esos africanos, pero me costó reconocerlos sin los relojes en una mesita con paño rojo. También habían muchos nenes, algunos vestidos con ropas deportivas tan truchas como "Nique, yast du it" y zapatillas que para mi son medio sueldo. Lo mas loco era el peinado de estos sucios vástagos, el corte atrás era como en V... de solo verlos pude imaginar como sucedió esa tragedia...
-Hola don Peluquero, vengo a hacerme un corte.
-Si nene, pasá vení sentate acá. ¿Que corte querés? ¿El de siempre?
-No, quiero algo diferente. Aspirate estas tres líneas de merca, y enchufate esta batería de camión en los pezones. Ahora poné este video de "Las mejores jugadas de Messi que no terminaron en gol" y metete un palito de la selva en la nariz hasta que te llegue al cerebro y afecte tus habilidades cognitivas. Ahora agarrá la maquinita y hacé algo loco.
"-No debe haber sido un buen resultado." Dijo el pájaro mas pequeño.
"-Vomitivo. Luego había una señora que era extremadamente molesta. Le puse inmediatamente el apodo de "Molestor". Este monstruo de implacable ferocidad, giraba su cuello cual búho, buscando hacer contacto con cualquier persona inocente. Casi todos lográbamos esquivar su mirada, haciendo estoicos esfuerzos por no caer en su trampa. Mas uno de los mas jóvenes e inexpertos cayó bajo su influjo hipnótico y fue víctima de la típica vieja de mierda que le encanta hablar pelotudeces con desconocidos, como quejarse de que larga está la fila, que lento que avanza la fila, que calor hace en la fila, y que buena que está tu hermana, en la fila.
"-Si me habrá pasado..."
"-Nadie está exento de Molestor. Una vez en la vida nos tiene que tocar, es parte del proceso para odiar a los viejos. Igual mi abuela es una maza, pero seguro a alguien, debe de hinchar las bolas."
Hubo una larga pausa, probablemente ambas aves estarían recordando viejas batallas, luchando por terminar esas insoportables conversaciones espontáneas sin mandar al carajo al vejestorio de turno.
"-Como dos horas estuvimos -continuó- esperando hasta que fue nuestro turno. Por suerte el trámite se hizo rápido y en menos de dos horas ya teníamos idea de que llevar para empezar los trámites. Nos volvimos volando a casa porque teníamos hambre y no soportábamos mas ese crisol de razas y etnias raras. Los humanos definitivamente no son todos iguales, algunos son mas villeros, otros mas ignorantes, otros mas molestos, otros mas olorosos, otros mas vagos, otros mas delincuentes y algunos pocos, menos horribles.
Y emprendieron vuelo, alejándose de mi vista.


lunes, 14 de junio de 2010

La tormenta.

Y así, el inerme ente se forma, nace y se hace cuerpo en los cielos. Su misión, lejos de ser optativa, ya había comenzado en su destino. El vapor que supo forjar su hogar, es ahora quien lo despide, sin nostalgia, de las mas altas nubes. Una gota, cae vertiginosamente, sin frenos ni salvación. Pronta a su destrucción, inminente como la noche, se sume en el mas profundo de los horrores. Se va a hacer pelota contra el piso.
Pero el camino es largo, y en su etérea sutilidad, la gravedad la lleva lentamente a destino.
"-Que bajón -piensa- no tengo forma de evitarlo, y aunque mi existencia sea tan efímera, y yo sea consiente de esto, no puedo evitar sentirlo, sufrirlo y desear otro camino. Tal vez porque aun soy joven, y muchas cosas podría haber sido. Pude ser rocío, pude ser granizo, !pude ser nieve! Como desearía haber sido nieve, un cristal absolutamente único e irrepetible.
Pero el hado me trajo a este lugar, en este tiempo. La fatabilidad de mi sino, consume mis pensamientos, mis sentimientos. Adormece mi razón, cultiva una locura que reina, se hace fuerte en mi cabeza. Aunque no tengo cabeza, soy una gota. Es una metáfora. ¿Ok? Sigamos.
Y el tiempo sucede una larga e infinita procesión de imágenes, que saben en mi mente perdurar. Mis recuerdos son abstractos y lejanos, pero evocan emociones y a veces, de una gota como yo, nace una mas pequeña, producto de una nostalgia que hace tiempo, creí olvidar.
Mas mi dolor, mi sufrir, entiendo no es mi pesada carga, sino la aceptación. Mi tiempo concluye y no puedo evitarlo, mi tiempo es limitado y por eso es precioso. Acepto que lo que se me ha ofrecido, en la infinita aleatoriedad de los eventos universales, es el movimiento y el momento. Es la gracia de la vida y nadie podrá evitarlo jamás, porque el pasado, este pasado que yo hago, es la conclusión de mi muerte.
Acepto entonces, que mi finar, es mi nacer. Es la culminación de mi obra, que sin mi final, solo sería un "todavía".-
La gota se estrola contra el piso y su conciencia se esfuma en nuestro suponer. Ahora hay pedacitos de gotita que baña una superficie mas amplia de lo que podría haber bañado en vida. Su recuerdo no solo vive en nosotros, y su enseñanza enriquece nuestro pensar, sino también, baña literalmente. Claro, se dio contra el piso a toda velocidad, y siendo una cosa líquida se desparramó por todos lados. No, no hay nada de poético en eso, pero quería dejar en claro que la gota se hizo goma porque es una gota, no una persona.
Igual las personas también se hacen goma contra el piso, pero es raro que exploten y caigan pedacitos por todos lados.

!PAFFFF¡
-" ¿Que fue eso Daniel?"
-" Pareció como un tipo explotando en pedacitos."
-" ¿Habrá muerto?"
-" Está mas muerto Paul McCartney."
-" Lo decís por las señales esas locas que aparecen en algunos temas de The Beatles si los escuchás alrevez?"
-" No, lo digo porque algunos de sus órganos vitales rebotaron y están bañando en visceras nuestro patio."

Lunes...

Bueno... es lunes... muy temprano. Son las diez de la madrugada y realmente, estoy hecho un emo. Terminar un fin de semana agitado y entretenido, y cambiarlo por la semana laboral, es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Primero hay que acostarse... es domingo, el día de descanso! y me tengo que ir a dormir a la una porque sino al otro día muero de sueño. Y levantarme el lunes... por favor, es lo peor de la vida. Realmente, cada día que me tengo que levantar a las 0600hs quisiera agarrar a alguien del cogote y... seguir durmiendo, porque es lo único que me importa a esa hora.
Pero no, hay que levantarse. ¬¬
Y mi responsabilidad, poderosa e imponente como un gorrión bebe DESNUTRIDO, me zarandea un poco mientras mi pereza y mi vagancia hacen una orgía con mi fiaca, que está mas buena que encontrarse plata en la calle.
"-Levantate che -dice Responsabilidad-, que se hace tarde."
"-Flaco, tomatelá porque si me levanto, es para meterte el despertador por.." Responde Fiaca, interrumpido finalmente por Responsabilidad.
"-Bueno che no te enojes, pero pensalo de esta manera: si no te levantás ahora, no te va a dar el tiempo para prepararte un cafecito, y al rato, te vas a tener que levantar igual, porque seamos sinceros, a Mauro le gusta mas la plata que dormir hasta el mediodía, y cuando venga Codicia, te va a sacar de la cama a palazos."
"-Afeminado." Responde elocuentemente Fiaca.

Este diálogo, se repite 5 días a la semana. Alguna que otra vez, Fiaca ganó estoicamente, terminando yo en la salita del laburo, tratando de justificar el día.
Aquí una pequeña pero efectiva guía para salirte con la tuya en estos casos:
  • Primer paso: dormir bien. Claro, ya que vas a pegar el faltazo, despertate 10am y llamá al laburo para decir que estás enfermo, hacé fiaca hasta las 11am y levantate a las 12. Recomiendo utilizar el celular para no salir de la cama.
  • Segundo paso: Vas a la salita del laburo o a un hospital. Esperás en la sala de espera (redundant alert!), escuchás música y disfrutás tu libertad plena.
  • Tercer paso: te llaman de la sala, aquí empieza el teatro. Primero te refregás los ojos bien fuerte, que queden colorados y llorosos. Aparte, es importante haber tomado frío en el camino a la sala, procurar algo de mocos y sobre todo, no sonarte la nariz. Esto no siempre es posible, pero algunos alérgicos tenemos ese don, geneticamente diseñados para fingir resfriados.
  • Cuarto paso: La lógica está de nuestro lado. Vos estás en la sala porque necesitás justificar el día, faltaste por enfermedad. Pero... obvio que si faltaste al laburo, menos vas a ir a la sala en ese estado. La excusa, es que para cuando fuiste a la sala, tipo 15pm, ya estás mejor! Imposible probar lo contrario. Claro, vos le decís algo como "-me levanté a las 5 de la matina y me dolía demasiado la cabeza y vomité. Dormí un par de horas luego de tomar un anti congestivo y me siento mejor." Listo, jaque mate. El día, es tuyo. Pero bueno, pocas horas separan esta victoria de un nuevo día laboral. Podrán ver como la lógica, en un espectacularmente irrefutable tren de deducciones, utilizo todo mi intelecto para cosas tan importantes como faltar al laburo, armar estrategias en el Winning Eleven y batir el café instantáneo hasta que quede mas espuma que en la fiesta. En la fiesta de la espuma, ahí está la analogía.
  • Corolario: A veces, es lícito y creíble fingir otro parte de enfermo. Es normal que el malestar dure dos días, y repitiendo el procedimiento, haciendo énfasis en la palabra "recaída", lograremos otra contundente (aunque pasajera) victoria.